Verónica Franco, diseñadora industrial, creadora y directora creativa de Tigre de Salón, nos comparte la historia detrás de la marca.
Verónica tuvo desde pequeña un amor especial por el arte y el dibujo. Su tesis de grado en el colegio fue sobre diseño consciente con el medio ambiente, donde creo objetos con residuos y objetos reciclados. En un tiempo donde la palabra sostenibilidad no era tan común, Verónica empezó sembrando una semilla sobre el diseño con cuidado de la naturaleza y consciente del medio ambiente.
Ahí se dio cuenta de lo mucho que le gustaba el diseño, y decidió entrar a la universidad a estudiar diseño industrial. Ella nos cuenta que siempre fue obsesiva por los morrales, cuando veía uno en la calle que le llamaba la atención se quedaba mirándolo, y todos sus proyectos en la universidad giraban en torno a objetos que se ponían en la espalda para transportar cosas.
Las clases que mas disfrutaba en la universidad eran las de marroquinería y diseño artesanal sumadas al diseño sostenible que venía desde antes. Al graduarse de la universidad tuvo tres trabajos que -como dice ella- fueron sus grandes maestros, hasta que toma la decisión de crear su propia marca.
“Siempre he sido un alma libre, me gusta estar en contacto con la gente, siempre supe que quería crear algo propio”.
Hace 6 años nació Tigre de Salón, una marca creativa; consciente de su ambiente y las cosas que pasan alrededor, hecha a mano y con corazón, aprecia la naturaleza en todas sus manifestaciones, vive de las historias y las encuentra en todas partes, Tigre de Salón es una marca que se toma su tiempo. Una marca atemporal y perdurable. Crean objetos que resaltan el valor de los oficios ancestrales y lo hecho a mano, objetos puros y hermosos que atesoran historias, recorridos y sueños. Creen en la belleza de lo simple.
La transformación de Tigre de Salón comenzó hace dos años y medio, cuando Verónica sintió el deseo y la necesidad de repensar que quería y en que creía en la vida. Quiso aplicar en su marca ese equilibrio que implementa en su vida, y quiso crear un impacto positivo para gente fuera su círculo.
Después de unas vacaciones donde tuvo la oportunidad de ver a dos personas de la comunidad Kogui de la Sierra Nevada de Santa Marta, volvió a su casa con el deseo inmenso de empezar un trabajo con las comunidades indígenas; después de un trabajo de investigación, tomó la decisión de irse a un lugar llamado Nabusimake.
Al llegar a Nabusimake, pueblo principal de la comunidad Arhuaca, la recibe la familia Villafañe, a la cabeza de Oliverio y Aty Seynekun. “Nos recibe con una sonrisa cálida la pequeña Aty Seinebia. No hay mejor sensación que la de ser recibido por ellos; son almas tranquilas, genuinas, sinceras, seres que desde el primer momento nos acogieron como parte de su familia”.
Verónica les contó de tigre de salón y desde ese momento trabajan juntos; familia, vecinas de la familia Villafañe hacen parte de la comunidad de tejedoras que tejen su magia en las piezas atemporales y perdurables de Tigre de Salón.
Verónica nos recomienda:
LIBRO: El Río de Wade Davis.
LUGAR: La Sierra Nevada de Santa Marta.
DOCUMENTAL: El buen vivir.
CONTENIDO VIRTUAL: Mariana Matija.
CONSEJO PARA LA INDUSTRIA: Creatividad basada en la esencia de lo que realmente somos y nos importa.