Piezas que hablan de la abundancia natural y cultural del continente americano, de celebrar la grandeza de las cosas pequeñas, de retornar a lo frugal, a la esencia.
Cada fríjol dorado nace de un molde hecho con un fríjol natural, usando la técnica precolombina de la cera perdida. El trabajo es en bronce, bañado en oro de 24k.